Este ensayo, a medio camino entre el gusto personal y el compromiso adquirido con cierta inconsciencia, quiere ser sencillamente una lectura o una propuesta o un registro de asuntos reiteradamente atendidos por la crítica, con el rigor y la exigencia debidos, pero que, como suele ocurrir, en esta ocasión se difuminan ante la cantidad de páginas escritas sobre Juan Ramón Jiménez, sobre el cúmulo de su propia obra. Y no es que no lo hubiera leído en todos estos años, ni releído, pero no me había tomado el tiempo para hacerlo con intención, o quizás, habría que decir, con mi intención; una intencionalidad presidida, en realidad, por la obra misma, pero sin otro afán que ésta, lo cual, más que extraordinario, es excepcional.